Sobre nosotros

Somos la Diócesis Católica de Medio América.

Somos una diócesis formada por comunidades y ministerios católicos en Arkansas, Illinois, Missouri, Oklahoma, Wisconsin y México. Nuestra diócesis es a la vez conciliar (sinodal) y episcopal, lo que significa que afirmamos la importancia de los laicos en nuestros procesos de toma de decisiones.

Reconocemos que Dios obra en todas las iglesias, pero nuestra estructura eclesial es la de un católico antiguo, lo que significa que nos aferramos a la fe católica clásica en lo que respecta a los santos sacramentos y el ministerio, tal como se entendía en la iglesia primitiva. No tenemos miedo de afirmar los antiguos credos de la fe católica y adherirnos a la fe que nos transmitieron los apóstoles. Sin embargo, en lugar de ser rígidos o estancados en la tradición, somos progresistas y buscamos orientación en la iglesia primitiva al abordar cuestiones contemporáneas.

Como viejos católicos, reconocemos que cada "iglesia local" (diócesis) está plena y completa cuando y dondequiera que los laicos se reúnan con su clero y su obispo alrededor del altar para la Sagrada Comunión. Cada "iglesia local" (diócesis) es un ícono, una imagen de la Iglesia Universal. Al igual que la iglesia primitiva, nuestra diócesis es autónoma, pero busca maneras de estar en relación con otros cristianos y en comunión con otras diócesis católicas.

Reconocemos la importancia del Papa como icono de unidad, pero no estamos bajo la jurisdicción de la Iglesia Católica Romana. Desafortunadamente, muchos católicos hoy suponen erróneamente que sólo hay una Iglesia Católica y que todos los católicos son católicos romanos. Eso no es verdad, y nunca lo ha sido. Siempre ha habido varias corrientes de católicos. Aunque no están en plena comunión, la Iglesia Católica Romana reconoce varias de estas líneas de catolicidad como válidas. El linaje apostólico de los Antiguos Católicos es uno. En la tradición de los Antiguos Católicos, cada diócesis es autónoma y se autogobierna, pero está interrelacionada con otros católicos. En lugar de reconocer al Papa como el que ocupa el lugar de Pedro, los Antiguos Católicos entienden que cada obispo de cada diócesis sirve como Pedro entre el grupo de discípulos (presbíteros/sacerdotes y diáconos) dentro de la diócesis. En la eclesiología de los Antiguos Católicos, no hay necesidad de una superestructura, una jurisdicción universal. Todas las diócesis son plenas y completas en sí mismas. Por lo tanto, la atención no se centra en la jerarquía, sino en el ministerio que se desarrolla dentro de la diócesis local.